Las palabras de Ana Iglesias, albacea de Rocío Jurado, que señalan directamente a Amador Mohedano

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Ana Iglesias albacea Rocio

La albacea entrega en ‘En el nombre de Rocío’ una carta explicando lo que ocurrió con Amador Mohedano y la familia.

Ana Iglesias se ha convertido en una de las grandes protagonistas de ‘En el nombre de Rocío. La albacea de Rocío Jurado apareció en el tráiler de la segunda docuserie y desde entonces se ha rumoreado mucho sobre la importancia de Iglesias en el relato de Rocío Carrasco. De este modo, ha sido en el capítulo 0 cuando ha aparecido.

En pleno capítulo, Ana Iglesias aparece en pantalla y abraza a Rocío Carrasco, para posteriormente entregarle una carta. «He declinado la invitación porque, como tú sabes, mi política ha sido siempre la de no intervenir en los medios a pesar de las numerosas ofertas que me hicieron». No obstante, en la carta ha narrado su experiencia: «Puedes hacer uso del contenido de esta carta e incluso, si quieres, puedes hacerla pública total o parcialmente».

De este modo, la carta recuerda los inicios de su relación con Rocío Jurado, siendo vecinas. Así como dos personas muy importantes en la casa de la más grande: el abuelo paterno de Rocio Carrasco y el secretario Juan de la Rosa.

Ana Iglesias albacea Rocio

«Cuando yo conocí a tu madre, ella trabajaba con buenos profesionales, a los que yo conocí y traté. En aquella época tu tío Amador era exclusivamente el director artístico, es decir, era el que se encargaba de la parte artística, de la puesta en escena, las contrataciones, elección de músicos y empresas de luz y sonido», arranca la carta. «Mientras tu padre vivió con tu madre, ejerció de freno de la intención de Amador de asumir las funciones de los demás profesionales. Cuando se separan, desplazó a los profesionales y pasó a ocupar muchas de las competencias para las que, en mi opinión, no tenía preparación», explica Ana Iglesias sobre Amador Mohedano.

«Al cabo de un tiempo, tu madre empezó a notar que las cosas no se llevaban bien. Muchos pagos se hacían con recargos por ser pagados fuera de plazo y me pidió que estudiara el funcionamiento de la actividad. Una vez analizada la documentación, redacté unos informes», ha explicado. Unos informes que Rocío ha confirmado tener en su posesión. «Amador nunca ha podido ver a Ana Iglesias, desde el momento que le dijo a mi madre que no debía hacerlo así y debía dejarlo en lo que él sabía», ha desvelado Carrasco. «El mosqueo de todos ellos cuando se enteran de que es Ana la albacea no es con ella, es con mi madre», concluye Rocío Carrasco.

La apertura del testamento narrada por Ana Iglesias

«Como yo conocía el patrimonio, cuando leí las disposiciones testamentarias a los presentes en la casa de la Moraleja y vi la cantidad de legados, les dije que mi obligación era cubrir primero las legítimas de los tres hijos herederos y que si no era suficiente tendría que recortar los legados», explica Ana Iglesias sobre el testamento. «Tus tíos se creían que estaban repartiendo los bienes de herencia de una madre, no los de una hermana. No es nada frecuente dejar tantos legados a hermanos, sobrinos y terceros cuando el testador tiene hijos».

«Estoy seguro que tu madre me confió esa tarea a mi para protegerte a ti. Me nombró albacea sabían mi opinión sobre tus tíos, opinión que me fui formando por lo que yo veía y por el asesoramiento anterior», concluye la albacea sobre este tema. «Mi madre sabía que, si ella llega a fallecer y a la jauría no le dejaba bien servida, me iban a comer. Y era lo que ella no quería, pero, al final es algo que no ha podido evitar. Son como son y quieren más», sentencia Rocío Carrasco.

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