En TVienes te contamos sin spoilers todos los detalles sobre la nueva serie de Netflix.
El próximo viernes 11 de marzo aterriza en Netflix una de las nuevas apuestas de ficción original en nuestro país. Hablamos de ‘Érase una vez… pero ya no’, una comedia musical creada por Manolo Caro y protagonizada por el cantante Sebastián Yatra y Nia Correia. La serie está producida por Noc Noc Cinema y consta de 6 episodios de 30 minutos de duración.
El punto de partida de esta nueva producción nos sitúa en un pueblo que parece sacado directamente de un cuento de hadas. Una pareja que se vio forzada a separarse de forma trágica en el pasado debe encontrarse en otra vida para romper el hechizo bajo el que está su pueblo, y que lo convierte en un lugar donde nadie puede enamorarse. La llegada de dos turistas al excéntrico hotel del pueblo pondrá en riesgo el futuro del pueblo y dificultará seriamente el objetivo de terminar con la maldición.
De esta forma, el elenco que encabezan Yatra y Correia y completan otros nombres como Rossy de Palma, Mariola Fuentes, Mónica Maranillo, Asier Etxeandia o Itziar Castro interpretan en su mayoría a dos personajes diferentes, uno en la línea temporal del pasado y otro en la actualidad. Con ello, Manolo Caro plantea un “anticuento” con el que pretende dar una pequeña reinvención a este mítico género de cuentos infantiles (popularmente conocidos como “cuentos de hadas”).
El resultado del experimento, desde luego, es como mínimo cuestionable. El gran fallo de la serie reside en un guion inconsistente y excesivamente infantiloide, que zambulle al espectador en una realidad alternativa sin lógica ni sentido alguno y logra que llegue a un determinado punto en el que no sabe ni lo que está viendo. Y matizo, el género de los cuentos infantiles no es infantiloide por naturaleza. Ha habido grandes ficciones como ‘Once upon a time’ que replicaban esta temática, con mucho éxito, acierto y seriedad.
En este caso, nos encontramos con un experimento caricaturesco que seguramente a Caro le habrá servido para divertirse, enloquecer y reír, tal como ha comentado en más de una entrevista previa al estreno de la serie. La lástima es no haber logrado hacerlo extensible al público, que dudo mucho que comparta ese mismo pensamiento una vez haya visionado la serie al completo.
Asimismo, precisamente el toque de humor no es para nada acertado, repitiendo en todo momento un chascarrillo fácil con el personaje interpretado por Mónica Maranillo (en resumidas cuentas, haciendo mofa del lenguaje inclusivo) y que se hace pesado, repetitivo y predecible.
El objetivo de esta crítica no es hurgar en la herida sino valorar la serie de una forma constructiva y con respeto hacia todas las personas que han formado parte del proyecto. No todo es malo, de hecho, hay buenas actuaciones de grandes actrices como Itziar Castro, Rossy de Palma y Mariola Fuentes, que potencian al máximo su más que conocida vis cómica. Siempre es un placer verlas y disfrutar de su talento.
La interpretación de Sebastián Yatra, el principal hándicap
Sin embargo, el resto de los elementos de la serie no acompañan. Son muchos los errores, pero el más flagrante es la elección de su protagonista masculino. Sebastián Yatra no es que sea mal actor, es que no es actor. Es cantante, y como tal no tiene la formación ni las tablas necesarias para participar en una ficción, aún menos para protagonizarla. A pesar del enorme esfuerzo que seguro ha dedicado para preparar su personaje, el resultado está lejos de ser aceptable.
Por supuesto, esto es algo que no parece preocupar lo más mínimo a Netflix, que únicamente ha querido prepararle este proyecto a imagen y semejanza para venderlo como “la serie de Sebastián Yatra”, pensando únicamente en el marketing. Como era de esperar (cero unidades de sorpresa detectadas), también se prodigan las escenas del colombiano sin camiseta o en ocasiones directamente sin nada, con una justificación argumental bastante cogida con pinzas.
Indudablemente, su presencia será un reclamo suficiente para que el público (o por lo menos la enorme legión de fans del cantante) se asome a ver la serie. Sin embargo, no es una decisión muy respetuosa hacia el gremio de actores, que se encuentran ante un nuevo caso de intrusismo laboral, como ya sucedió hace poco con el colectivo de actores de doblaje, y nuevamente con la misma compañía implicada de por medio.
Su compañera de elenco, la ganadora de ‘OT 2020’ y reciente subcampeona de ‘Tu cara me suena’, Nia Correia, también debuta en una serie de televisión y lo hace con más fortuna que Yatra. Sin embargo, su peso en la trama de la serie, aunque importante, es algo más reducido en comparación al de su compañero. Idéntico caso ocurre con la otra protagonista femenina, interpretada por Mónica Maranillo, finalista de ‘La voz kids’.
Sin ninguna duda, la mejor actuación de Yatra, Correia y Maranillo es a la hora de interpretar las muchas canciones que suenan a lo largo de la serie. La mayoría muy clásicas y de sobras conocidas, animarán al espectador a arrancarse a cantarlas junto a la coreografía de los personajes.
En cuanto a la estética, la serie está trabajada a nivel visual, apostando por mucho colorido a nivel de escenarios interiores, localizaciones naturales, vestuario de los personajes… que ayuda a meter al espectador en la temática de cuento infantil. También hay mucho peso de los efectos especiales, algunos resueltos con más acierto y otros con menos.
Para terminar, esta temporada de 6 episodios tiene un final cerrado con el que se cierra la trama de la serie, de modo que parece complicado que pueda tener continuidad. Ese es otro de los aspectos positivos que hay que recalcar, el acierto de no alargar este relato más de la cuenta y darle un cierre con el que sabremos si los habitantes del pueblo logran o no terminar con la maldición que asola este mágico lugar.
