‘Late Motiv’ cierra el telón tras siete temporadas que han acabado con la indiferencia de la televisión de pago
Sentirse vacío se ha convertido en algo habitual. Durante estos últimos dos años la vida ha sido eso que pasa entre test de antígenos y test de antígenos, entre confinamiento y confinamiento. Hemos perdido por el camino cosas tan importantes como el calor humano o las sonrisas y la televisión ha enfatizado su papel de aliado, convirtiéndose en el airbag que alivia el impacto los problemas de los espectadores. Y es que no hay nada como fidelizar con un programa de televisión y convertirte en el jugador número doce casi sin darte cuenta.
Para cuando estés leyendo esto, los focos de un plató ya mítico en el imaginario colectivo se habrán apagado para siempre. Y es curioso, porque muy poca gente ve el programa del que te hablo. Andreu Buenafuente cierra el telón de ‘Late Motiv’, que se despide de Movistar+ tras cinco años en emisión. Y lo hace en el peor momento posible, pues reír era la única salida pero hay quien prefiere seguir cerrando puertas.
Buenafuente no se va. Más que nada porque es imposible que lo haga. Desde hace treinta años, el catalán se ha consolidado como una institución televisiva. El Terrat es de las pocas productoras de autor que se mantienen con vida en nuestro país, dando visibilidad a nuevos talentos y proporcionando alas a ideas creativas que, en los tiempos que corren, se estrellarían automáticamente en la papelera de cualquier otro despacho. La manera de hacer televisión de Andreu y su equipo se basa en cuidar los pequeños detalles, dando espacio a caras nuevas que despiertan en el espectador esa frescura de la que es inevitable no enamorarse en la era de lo prefabricado. Y es por ello que Buenafuente se va con el agradecimiento público de decenas de artistas, músicos y cantantes. Profesionales que valoran su manera de tratar a la cultura, a aquello que nos une.
‘Late Motiv’ ha alimentado la locura de un grupo de cómicos con sello Marca España. Ha sido el punto de palanca para crear nuevos formatos televisivos, con nuevos presentadores al frente. Es el caso de ‘La Resistencia’, que también nos hace poner el foco en la importancia de confiar en la televisión de autor. El Terrat ha conseguido entrometerse en nuestro imaginario con formatos que, pese no lograr grandes datos de audiencia, han sido disruptores de la indiferencia en el terreno de la televisión de pago. ‘Late Motiv’ ha sido el primer ladrillo de una nueva manera de entender la televisión que convive con el abierto. Y, lamentablemente, los mismos que pusieron el primer ladrillo ahora apuestan por la bola de derribo.
Andreu y los suyos se van por la puerta de atrás. En los últimos meses múltiples colaboradores de Movistar+ han denunciado recibir presiones y ser censurados por órdenes de la ultraderecha. Ya lo dijo Bob Pop al recoger el Ondas el día después de anunciarse la cancelación de ‘Late Motiv’: “Me hubiera gustado estar ayer con mis compañeros para abrazarles, pero a mí Movistar me echó antes porque les molestaba”. Algo turbio emborrona el final de un programa cuyo propósito siempre ha sido reírse de todo y de todos. Lástima que en este país eso no sea posible.
Estoy seguro que de aquí a unos meses Buenafuente y su laboratorio de ideas aparecerán en otro sitio, con otras cosas. El espíritu del ‘Sense Títol’ de los años noventa es imposible ahogarlo ahora, con la que está cayendo, y menos a golpe de censor. Tengo claro que en unos años Andreu contará lo que ha vivido estos meses y cómo han sido las últimas horas tras las cámaras, en la soledad de su camerino. El camerino donde ha compartido momentos de complicidad con los suyos e incluso algún que otro porro de celebración. El camerino del que hoy se despide tras 945 noches. Y nos reiremos de toda esta mierda. Porque reír es la única salida.
