Me niego: esta no puede ser ‘La Última Cena’

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El nuevo formato de Telecinco ha alegrado el aburrido prime time de los viernes confinados.

 

La Fábrica de la Tele y Telecinco lo han vuelto a hacer. La llegada de ‘Pasapalabra’ a Antena 3 levantó preocupaciones en Fuencarral. Es por ello que se pusieron manos a la obra para crear un formato que reventara el estreno del concurso de Antena 3. Se ha demostrado que bajo presión rinden muchísimo mejor. Pese a que Atresmedia se les ha adelantado, la llegada de ‘La Última Cena’ a Telecinco ha sido por todo lo alto, demostrando que ‘Sálvame’ y sus múltiples ramas televisivas están más vivas que nunca.

En ‘Sálvame Tomate’ y jugando con la transversalidad que tanto caracteriza a Mediaset, Lydia Lozano y Kiko Matamoros empezaban el primer cocinado del programa. Los nervios y las situaciones extremas que se viven en el plató hacían que los participantes perdieran la cabeza, creando un show culinario alejado de perfeccionismos, pensado en entretener al espectador y sacarle unas cuantas carcajadas. Con la ayuda de los chefs Begoña Rodríguez y Sergi Arola, muy exigentes pero a la vez risueños y trabajando a favor de obra en todo momento, se han generado situaciones de conflicto en pleno directo.

Mediaset ha vuelto a demostrar que sus estudios son un plató gigante. ‘La última cena’ ha centrado sus escenas en el estudio de ‘Sálvame’, pero la dirección del formato ha querido llevarlo todo un poquito más allá. La entrada de los invitados se hacía a través de una alfombra roja en unos pasillos perfectamente ambientados. Además de esto, los comensales han podido asistir en todo momento a los lavabos de Fuencarral, donde les esperaba Núria Marín para sacarles todos los cotilleos de la cena. Si a esto le sumas las hilarantes conexiones con la casa de Belén Esteban, te queda un formato surrealista a la par que divertido.

Unos colaboradores perfectamente exprimidos

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Sin duda ‘La Última Cena’ es metasálvame. Las tramas del programa culinario han sido del todo improvisadas. Aprovechando historietas creadas por los propios colaboradores, con conflictos que en la vida real no irían a ninguna parte, el equipo de ‘Sálvame’ ha conseguido crear un circo espectacular. El acoso y derribo a Montero, las tonterías de María Patiño y Mila Ximénez, el tira y afloja entre Lydia y Kiko o la imagen de Alonso Caparrós y la nata montada han sumado a un formato prácticamente improvisado. Esta guerra entre colaboradores ha generado decenas de memes en Twitter y más de una carcajada en los salones de media España. Porque sí, este programa lo habrá visto media España.

Siguiendo la tendencia del público de Telecinco, cualquier cosa que pongas en prime time relacionado con el universo ‘Sálvame’ va a triunfar en audiencias. Esto demuestra que, tras once años en antena, ‘Sálvame’ mantiene la creatividad y la reinvención intactas.

En efecto, no es el mejor programa de la temporada, pero los viernes estaban muy aburridos. Esta bocanada de aire fresco a las noches de Mediaset ayudarán a Telecinco a mantener el fuego de sus tramas vivo pese a la inactividad  durante la cuarentena. Esperemos que no sea «La Última Cena».

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