Analizamos el inesperado éxito de ‘Toy Boy’ más allá de nuestras fronteras.
100% comercial, una trama con suspense, actores y actrices que te derriten solo con mirarte. ‘Toy Boy’ lo tenía todo para atraer al espectador medio de ficción, pero llegó a Antena 3 con unos datos de audiencia discretos que firmaron su muerte mediática antes de tiempo. Pero Netflix lo ha vuelto a hacer. La plataforma ha relanzado la serie que cosechó un 8,4% de media en su emisión en abierto, ofreciéndole una merecida segunda oportunidad que la ha alzado hasta lo más visto de Netflix España, liderando también las listas de Portugal, Marruecos, Brasil y Argentina, entre otros. En definitiva, Netflix ha permitido a ‘Toy Boy’ pasar de ser un patito feo a un espectacular cisne internacional. ¿O debería decir stripper?
Sin querer sonar pretencioso, con ‘Toy Boy’ pasará como con ‘La Casa de Papel’: Netflix se marcará el tanto. Pero hay que tener claro que sin la televisión en abierto no lo podría haber hecho. En cierto modo, Netflix bebe de la producción en abierto de nuestro país. Véase casos como ‘Vis a Vis’ o ‘Paquita Salas’, títulos con sello Atresmedia. Y es que el grupo de San Sebastián de los Reyes ha marcado el ritmo de la industria de la ficción en nuestro país, apostando por contenidos atrevidos que, pese a pasar desapercibidos en el prime time de Antena 3, triunfan más allá de nuestras fronteras gracias a las plataformas en streaming. ¿Pero porqué no funcionan en abierto?
Hay muchas variables en la compleja ecuación que es la programación en abierto. La competencia hace mucho daño, y más cuando el rival se centra en una parrilla cíclica y dependiente entre programas. Si a eso le sumas una baja promoción y la exigente crítica de los periodistas que pudimos ver el primer capítulo antes de su estreno, nos encontramos ante un lanzamiento repleto de claroscuros. Aún así y por lo que se ha demostrado en nombradas ocasiones, la calidad del producto final no compromete la cuantía de audiencia, siendo la trama o el riesgo de la misma un enganche suficiente para obviar guiones flojos o malas actuaciones.
Es evidente que el sello de ficción de Atresmedia ya es una marca reconocida en el sector audiovisual internacional y eso se nota en la confianza ciega del espectador. El Emmy para ‘La Casa de Papel’ marcó un antes y un después en la compañía, situando el listón muy alto. A una altura a veces inalcanzable para ciertos productos, siendo esta la clave de la frustración de los espectadores en abierto. Y es que ‘Toy Boy’ no es una serie para vivirla, pensarla y digerirla. Es una serie para disfrutarla. Tiene una trama sencilla y unos atractivos bastante eróticos que la hacen muy comercial. Es una serie fácil de ver y por eso funciona. Porque la gente a veces lo único que busca es descubrir un formato que le haga desconectar. Que no le haga pensar mucho. Que le entretenga.
Una vez más, Netflix ha demostrado que relanzar un producto es posible y ha hecho muy relativos y subjetivos los fracasos de la televisión en abierto. Lo que evidencia el éxito de ‘Toy Boy’ es el cambio de consumo que está habiendo en todo el mundo. Los espectadores ya no ven las series en abierto y esto debe entenderse como un nuevo nicho de mercado, cosa que Atresmedia parece tener muy claro desde hace un tiempo. La gente no ve las series en abierto pero necesita la existencia de series en abierto. Y es que las nuevas plataformas dependen de los canales de siempre, por muy sibaritas que nos pongamos a la hora de consumir nuevos contenidos.