Crítica: ‘Élite’ regresa con un nuevo rumbo, pero caricaturizando al máximo sus viejos vicios

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En TVienes te contamos sin spoilers las claves de la cuarta temporada

Más de un año después del estreno de sus últimos capítulos, ‘Élite’ regresa a Netflix el próximo viernes 18 de junio con su cuarta temporada, que volverá a constar de 8 episodios. Una entrega marcada por un pequeño cambio de ciclo, con una renovación parcial del elenco, que a priori debía servir para refrescar tramas y evitar seguir estirando algunos personajes cuyo recorrido en la serie ya había llegado a su fin.

De esta forma, desaparecen en esta entrega algunos de los personajes más carismáticos de la serie como Lu (Danna Paola), Carla (Esther Expósito) o Polo (Álvaro Rico). Y la renovación llega con la entrada de los actores Diego Martín, Manu Ríos, Carla Díaz, Martina Cariddi, Pol Granch y Andrés Velencoso, que darán vida a un nutrido grupo de nuevos personajes que tomarán por completo las riendas del nuevo rumbo de la serie.

Rebeka (Claudia Salas), Guzmán (Miguel Bernardeau), Samuel (Itzan Escamilla) y Ander (Arón Piper), algunos de los personajes veteranos que continúan en ‘Élite’. Foto: Netflix

Eso sí, nuevo rumbo, pero viejos vicios. Pese a que es cierto que la entrada de estos nuevos personajes da un giro a la serie que permite abrir nuevas tramas (especialmente con un núcleo sólido de cuatro de estos nuevos personajes), también hay que decir que lo hace de una forma que la convierte por completo en una caricatura de sí misma.

Ningún seguidor de la serie puede negar que las tres anteriores temporadas tenían una gran presencia de escenas de sexo y subidas de tono, que, no obstante, complementaban una atractiva trama de misterio e intriga. Sin embargo, en esta cuarta temporada, lo primero devora por completo a lo segundo.

La temporada arranca con otro flashforward inicial (en el que vuelve a haber un suceso trágico), que por desgracia queda en un segundo plano, engullido por el exceso gratuito de hormonas desbordadas, desnudos y sexo constante que, en ocasiones, resultan cansinos. La presentación de cierto personaje con un desnudo en las duchas del instituto en el minuto 6 del primer episodio ya es toda una declaración de intenciones, en un contexto que vaticina además una trama más que previsible. Que insisto, la desnudez no es ningún delito ni algo que deba escandalizarnos, para nada. Sin embargo, es evidente que su uso gratuito por el morbo y sin un contexto justificado erosiona la calidad del producto.

Manu Ríos interpreta a Patrick, uno de los nuevos personajes de ‘Élite’. Foto: Netflix

De todas formas, conviene matizar que esto no es ni bueno ni malo, va a gusto de cada espectador. La lástima es abusar en exceso de esta sobredosis de escenas, que hacen que ‘Élite’ pierda interés por la trama para convertirse en un mercado de carne para alegrar la vista a todos aquellos que deseen asomarse. Algo que no es criticable si se hace de forma modulada (como en temporadas anteriores), pero que desvirtúa por completo la serie cuando centra prácticamente la totalidad de las tramas de todos los personajes en este aspecto. Se podría resumir perfectamente aplicando el refrán de “lo poco agrada y lo mucho cansa”.

Más allá de la sobreexposición en esta materia, la nueva temporada nos abre también a nuevos escenarios, nuevas situaciones en el instituto Las Encinas y giros en las vidas de los personajes ya veteranos. Es el caso de Guzmán (Miguel Bernardeau), que sigue con su vida tras la marcha de Nadia (Mina El Hammani) a Nueva York; Omar (Omar Ayuso), ahora ataviado de uniforme al convertirse en alumno becado del instituto; Ander (Arón Piper), que afronta una segunda vida después de superar un cáncer; o Cayetana (Georgina Amorós), que, como ya se vio al final de la tercera entrega, pasa a ser trabajadora de limpieza del centro.

Rebeka (Claudia Salas), Cayetana (Georgina Amorós) y Omar (Omar Ayuso) en ‘Élite’. Foto: Netflix

Si hay que destacar un aspecto positivo de esta nueva temporada, es que la llegada de los nuevos fichajes sí afecta por completo a los personajes veteranos, de hecho pone sus vidas por completo patas arriba. Supone una diferencia considerable respecto a la tercera temporada, donde las incorporaciones de Yeray (Sergio Momo) y Malick (Leïti Sène) pasaron sin pena ni gloria. No hace falta decir que nadie les echa de menos en estos nuevos capítulos porque tampoco pintaron nunca nada cuando estaban.

En definitiva, en esta cuarta temporada ‘Élite’ se queda a medias en su oportunidad de renovarse y demostrar que también puede ser una serie atractiva a nivel de trama. Consigue dar paso a una nueva hornada de personajes muy potentes, con fuerza y carisma, e incluso mantiene esa adicción que te impide dejar de verla, pero lo hace perdiendo las formas y derivando las tramas a una misma línea de hechos que se repiten de forma exagerada. Todo ello la convierte en un producto mediocre que desperdicia la oportunidad de poder ser algo mucho mejor. Gustará a los que busquen exactamente esto, pero decepcionará a los que quieran algo más. Con una quinta temporada ya grabada, habrá que ver si el futuro de la serie se encaminará hacia esta dirección o si recuperará también el misterio, la intriga y el enganche que la caracterizaron en sus inicios.

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