En TVienes analizamos sin spoilers el primer capítulo de la nueva serie de ATRESplayer Premium
Después de semanas de intensa promoción, este domingo por fin asistimos al gran estreno de ‘Alba’, la nueva serie de Atresmedia en colaboración con Boomerang TV, que verá la luz en ATRESplayer Premium. La serie es una adaptación de la turca ‘Fatmagül’ y cuenta con un interesante elenco que encabeza Elena Rivera, a la que siguen Eric Masip, Adriana Ozores, Álvaro Rico, Pol Hermoso, Jason Fernández o Tito Valverde, entre otros.
‘Alba’ explica la historia de una joven que regresa con su pareja de vacaciones a su tierra natal, en la Costa Blanca. Allí vivirá una auténtica pesadilla cuando una prometedora noche de fiesta termina con una agresión sexual. Al día siguiente, Alba despierta desnuda en la playa y denuncia todo lo que le ha sucedido. Es entonces cuando empieza su particular infierno, al descubrir que tres de sus cuatro agresores son los mejores amigos de Bruno, su pareja. Por si fuera poco, todos ellos pertenecen a una influyente familia adinerada de la localidad, que maneja muchos negocios sucios entre manos. Cuando Alba pone la denuncia, los abogados de los chicos ponen en marcha una agresiva estrategia para cuestionar la veracidad del relato de la joven y desacreditarla.
Indudablemente, tras ver este primer episodio de ‘Alba’, el espectador asociará rápidamente la historia con casos que por desgracia han estado de actualidad recientemente, y en concreto con el de la Manada. Sin embargo, la serie merece algo más que la frívola etiqueta de ‘la serie de La Manada’.
‘Alba’ refleja una realidad innegable en nuestra sociedad, que es la lacra que supone la violencia machista que sufren las mujeres. Y eso abarca no solamente la física, y en forma de agresión sexual, sino también la verbal. Acciones como un aparentemente inocente piropo en un bar también son violencia machista, porque invaden la privacidad de la víctima, la cosifican y la agreden.
La gran fortaleza de ‘Alba’ es el impacto que genera en el espectador por la cuestión social que toca. Lo que le sucede a esta joven nos llevará a concienciarnos de que esto podría sucederle a una hermana, familiar o cualquier amiga nuestra. La escena de la violación es realmente estremecedora y dejará al espectador con un nudo en la garganta.
Además, la gravedad del asunto no solo reside en la acción concreta de la violación o agresión sexual, ya terrible de por sí, sino en el calvario que les espera a las víctimas y que empieza justo después. Cuando les toca sentarse ante un tribunal, iniciar un proceso judicial y enfrentarse cara a cara con sus agresores. El hecho de tener que revivir todo lo que ocurrió y encima aguantar que se desacredite o se cuestione la veracidad del relato. Sentirse señaladas e incluso sucias, cuando prácticamente se las culpabiliza de lo ocurrido, o se escarba en su pasado y en su vida privada.
Y para reflejarlo en la serie, quién mejor que Elena Rivera, una de las mejores actrices de su generación, que vuelve a dar un puñetazo encima de la mesa con una desgarradora interpretación de Alba. Para ello se vale también de la conexión que genera con su compañero de reparto Eric Masip, con quien construyen una pareja que desprende una gran química y verosimilitud. Por su parte, Álvaro Rico, Jason Fernández y Pol Hermoso también hacen un buen trabajo dando vida a los agresores, unos niños de papá cuya condición social creen que les permite ir «de caza» y actuar impunemente.
Más allá de Alba y el ecosistema que genera, una de las subtramas más potentes es la del personaje que interpreta Adriana Ozores. Da vida a Mercedes, la madre de Rubén Entrerríos, uno de los agresores de Alba, y todos ellos pertenecientes a la poderosa familia Entrerríos. Mercedes es una mujer ambiciosa que se ha pasado toda la vida trabajando a la sombra de su marido y de su suegro (Víctor Entrerríos, interpretado por Tito Valverde), sin hacer ruido y esperando a que llegara su oportunidad. Algo que sucederá en este primer episodio.
Como aspectos a mejorar hay que mencionar la localización de la calle en la que viven las familias de Bruno y Alba. Sin serlo, da un poco la sensación de decorado de serie de bajo presupuesto, y desentona con la excelente elección de la mansión de la familia Entrerríos, un impresionante chalet con vistas al mar. La fotografía es excelente, especialmente las escenas grabadas en la playa. Otro punto a pulir son los cromas de los decorados interiores de la casa de Mercedes, que cantan un poco más de la cuenta.
La duración del primer episodio llega a los 70 minutos, algo excesiva acostumbrados a los 50 de las últimas series de Atresmedia. Sin embargo, y pese a que a lo largo del piloto hay subidas y bajadas de ritmo, no aburre y termina con un final bastante alto que dejará al espectador con ganas de ver el siguiente episodio.
En definitiva, ‘Alba’ es mucho más que ‘la serie de la Manada’. Es una serie que tocará de lleno al espectador y le hará reflexionar sobre las terribles consecuencias que la violencia machista puede generar en una mujer y su entorno más cercano. El sufrimiento de la víctima, totalmente desamparada, y la posición privilegiada de sus agresores, que se valen de su estatus social para hacer y deshacer a su antojo. Todo ello, mezclado con interesantes luchas de poder en la familia Entrerríos, lo convierten en un acertado producto para enganchar al espectador y mantenerlo atrapado a lo largo de los 13 capítulos que conformarán esta primera temporada.
