El formato se estrenó este miércoles en el prime time de TV3.
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Ayer, miércoles 17 de febrero, TV3 estrenó su nueva gran apuesta de prime time, ‘Nexes‘, un talk-show sobre todo aquello que une a las personas. Una premisa interesante, pero que se desvanece en la concreción de un formato que acaba resultando frío.
En ‘Nexes’, los presentadores Mònica Terribas y Jordi Basté reciben en un espacio muy amplio a 100 personas anónimas, a quienes invitan a situarse ocupando los espacios de una colmena. A partir de ahí, y en función del tema del episodio (ayer, «compartir»), lanzan preguntas de «sí» o «no» que obligan a los anónimos a resituarse en un lado u otro de la colmena según cuál sea su respuesta. Un presentador u otro, indistintamente, interactúan brevemente con algunos anónimos después de cada pregunta, y, en algunas de sus historias, profundizan sentándose a hablar con el o los protagonistas.
¿Cómo podría mejorar el formato para ser más fiel a su premisa?
1. Hacerlo grabado y editado
El programa se ha emitido en falso directo para cumplir con el toque de queda, sin embargo, ¿es necesario el directo? Entiendo que la intención era hacer de ‘Nexes’ un programa que interactuara con la audiencia y que el toque de queda ha frustrado la intención -me pregunto si no se podía haber sorteado esta dificultad-, pero quizás son más las desventajas del directo que las ventajas: el directo en un plató tan grande, con tanta gente y con tanto movimiento ralentiza dramáticamente el ritmo. ¿No merecería la pena haber grabado y editado, y por lo tanto controlado y picado el ritmo y acortado el programa? Al final, los comentarios de espectadores en redes sociales se dan igual, y no parecía que hubiera espacio en el formato para que estos comentarios intervengan de alguna manera en el contenido, más allá de como mera muestra de tuits en el videowall. Vamos, que con el directo se pierde más de lo que se gana.
2. Grabar en un plató
Si algo destacó es la frialdad. La amplitud del pabellón de la Feria de Barcelona donde se grabó, y, por ende, el eco de las voces, el azul de la imagen o el notable malestar de los invitados, poco contribuyó a un elemento clave: generar calidez, familiaridad, cercanía… De eso tratan los nexos humanos ¿no? ¡De sentirnos cerca! En este sentido, grabar el programa en un plató, en un entorno controlado, en un decorado más amable, alcanzable y televisivo, con más madera y menos gris, habría ayudado.
Se podrá decir, de nuevo, que los condicionamientos a los que obliga la pandemia han jugado contra las intenciones del equipo del programa. Pero, ¿de verdad no caben 100 invitados en un plató grande de Mediapark? ¿O de Terrassa? Quizás sí, pero sentados en la grada y no paseando de un lado al otro del escenario, por lo que propongo las siguientes soluciones.
3. Reducir los invitados
4. Utilizar la realidad aumentada
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¿Es necesario tener 100 personas? Es complicado encontrar un buen programa con tantos protagonistas. ¡El público necesita identificarse! El último fracaso que me viene a la cabeza, ‘Gran Hermano Revolution’. Puedo entender la voluntad de ‘Nexes’ de representar la sociedad catalana, pero me pregunto si es necesario una escenificación como ésta. Precisamente, porque poner el foco en 100 personas es una decisión que juega a la contra de bajar la mirada al individuo, al sujeto con quien se construye la empatía. Y, de nuevo, de eso tratan los nexos humanos, ¿verdad?
Con muchas menos personas, la tediosa escenificación de la colmena se hace innecesaria. Y eso también es positivo. La idea de que 100 personas respondan a preguntas de «sí» o «no» situándose a un lado u otro de un gran escenario es estética pero no práctica, y, por lo tanto, más allá del efecto «wow» inicial, entorpece. En la era de la tecnología inmersiva, quizás se podrían haber encontrado soluciones que permitieran a los invitados estar sentados en una grada y a los espectadores ver la relación de fuerzas entre los «sí» y los «no» en un espectacular gráfico en realidad aumentada. O cualquier otra idea que, aparte de ser bonita, también fuera práctica.
5. Construir las historias
Pero, más allá aún de cómo se escenifica la visión del mundo de los 100 anónimos, me pregunto si lo que digan puede ser de mi interés. ¡Claro que puede! El mundo está lleno de historias apasionantes, demoledoras. Todos tenemos algo que decir. En un programa, sin embargo, el interés por lo que alguien pueda explicar se debe construir, y ayer ‘Nexes’ no lo consiguió: los presentadores saltaban de relato en relato, en una recopilación periodístico (en el sentido metódico de la palabra) de testimonios. No había implicación personal, ni progresión narrativa, ni tiempo. Un pecado, vamos, con historias tan emotivas como la del chico que se sentía culpable de la separación de sus padres.
¿No habría valido la pena escoger las 3-4 mejores historias y dedicarle el tiempo y la profundidad que merecían? Ni siquiera cuando los presentadores se sentaban a hablar con más detenimiento con algunos de los invitados se daba pie a que el espectador se implicara emocionalmente. Para empatizar se necesita focalización, detenimiento y, sobre todo, construcción del relato.
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6. Sorprender a los invitados
La pretensión de ‘Nexes’ de hablar de lo que nos une hizo que esperara encontrarme sorpresas, pero no fue así. Parecía que, entre los 100 invitados, descubriríamos, y descubrirían ellos, nexos que nadie conocía. Padres e hijos que se reencuentran, personas que superaron una experiencia traumática juntas sin saberlo, que comparten un pasado en común… Si algo le falta a este programa es, sin lugar a dudas, el efecto sorpresa. ¿Qué pasaría si las mujeres que comparten pareja lo hubieran descubierto en ese momento, en directo? De nuevo, así son los nexos que nos unen, imprevisibles.
7. Tener un solo presentador
En un programa que aborda los nexos que unen a las personas, parece lógico pensar que tener dos presentadores históricamente rivales en la radio era una buena idea. Pero, ¿de verdad era necesario? Quizás hubiera sido mejor tener un solo presentador y con un perfil menos periodístico, precisamente para reforzar la conexión del espectador con los relatos. Tener dos presentadores parece otra idea más pensada para la cabeza que para el corazón, y, sinceramente, el formato no ayudó a ninguno de los dos presentadores a encontrarse cómodos. Quizás se podría haber hecho que, al menos, cada presentador desempeñara un rol diferente, uno más centrado en los datos de conjunto, el otro en las historias individuales.