El catalán disfruta presentando y vive las tramas como un espectador más.
Jorge Javier Vázquez ha cambiado mucho en los últimos años. Lejos ha quedado ese semblante prepotente y altivo que le caracterizaba en los inicios de su carrera como presentador y se ha convertido en un maestro de ceremonias más que cercano, que se nota que está en la televisión porque disfruta y no simplemente para llenar su cartera.
Mientras que el presentador en los últimos años estaba muy ausente de la versión diario de ‘Sálvame’, en los últimos meses se ha hecho con los mandos cuatro de cinco días de la semana, siendo solo el jueves cuando Carlota Corredera coge el relevo. Además, tampoco falta a sus citas como presentador de ‘Supervivientes’ y de ‘Sábado Deluxe’, que ahora presenta todas las semanas después de que en otoño se repartiese las tandas con María Patiño.
Y es que en pleno confinamiento ver un programa presentado por Jorge Javier es toda una alegría. El catalán se mete de lleno en las tramas, juega a la perfección con los colaboradores (proclamándose incluso como el fan número uno de Maite Galdeano) y se ríe mucho, no hay programa en el que no le de un ataque de risa. Le encanta lo que hace y se le nota. Siempre pendiente al móvil por si le llega alguna información, o algo más, es el interlocutor de la audiencia, ya que no hay programa que no diga en voz alta lo que le están comentando sus amigos u otros colaboradores que están viendo el formato desde casa. Además, siempre se moja, el papel del presentador imparcial ya se ha quedado anticuado y pese a que muchas veces despierta muchas críticas, nunca deja de decir lo que piensa.
Se podría decir que Jorge Javier es la antítesis a Jordi González. Mientras que el presentador de ‘SV: Conexión Honduras’ el pasado domingo bromeaba con que tenía ganas de que el programa terminase, la mayoría de veces Jorge Javier bromea con alargar el programa, ya que se le ha hecho corto.
Es por ello que Jorge Javier se ha convertido en una pieza clave en la televisión y en Telecinco. Comunica, transmite y alegra, algo que en estos tiempos es más que necesario.
