Desde TVienes analizamos (sin spoilers) la nueva serie original española de Netflix
A un ritmo vertiginoso, Netflix ha vuelto a estrenar este viernes 11 de diciembre otra ficción original española, después de las recientes ‘Alguien tiene que morir’ y ‘Los favoritos de Midas’. En este caso hablamos de ‘El desorden que dejas’, basada en la novela homónima de Carlos Montero (‘Élite’), que se pone también a los mandos de la serie. Silvia Quer y Roger Gual le acompañan en la dirección, y Javier Holgado y Andrés Seara como guionistas.
Este thriller nos traslada a un pueblo gallego al que llega Raquel (Inma Cuesta), una profesora de literatura que decide cambiar de aires después de superar la muerte de su madre y se traslada allí junto a su marido Germán (Tamar Novas), natural de esa localidad. Empieza a trabajar ocupando una suplencia en el instituto Novariz, al que llega con toda la ilusión del mundo, algo que se esfumará en cuanto pise por primera vez el aula.
La serie tiene dos líneas narrativas: el presente nos explica la vida de Raquel y se entrelaza con la historia de Viruca (Bárbara Lennie), la profesora a la que esta viene a sustituir. Poco a poco, Raquel irá descubriendo los oscuros secretos que su predecesora guardaba y que la relacionaban directamente con algunos de sus alumnos, como Iago (Arón Piper) o Roi (Roque Ruiz).
El piloto ofrece un ritmo bastante pausado pero que va in crescendo a medida que avanza, multiplicando sus pulsaciones en el segundo episodio. Las múltiples capas de los personajes empiezan a salir a la luz, mostrando algunos elementos que se pueden predecir en algunos casos pero que no dejan de ser interesantes.
El personaje que interpreta Inma Cuesta, inseguro y temeroso, se ve obligado a participar en el juego por averiguar qué pasó con su predecesora, en cuanto empieza a tener la sensación de que algo oscuro se cuece en su clase, reforzada también por los silencios y las advertencias que le realizan otros personajes del entorno del instituto. Raquel empieza a investigar sobre la vida de Viruca, a pesar de no haberla conocido, e inicia una búsqueda que poco a poco se terminará convirtiendo en obsesión.
Por su parte, el tercer gran protagonista de la serie es Arón Piper, que da vida a Iago, un chico agresivo, duro, chulo y faltón, pero con muchos traumas y obsesiones interiores que en su mayoría guardan relación con la figura de Viruca y que Raquel irá poco a poco descubriendo.
Al ser obra del creador de ‘Élite’, como siempre surgirán absurdas comparaciones con ésta, y es cierto que la serie guarda algunas (aunque pocas) similitudes. Misma fórmula narrativa inicial, tanto en la forma de entrelazar el presente con una línea temporal de flashback, como en el punto de partida de su protagonista, Raquel, que, al igual que Samuel, también llega a un instituto nuevo y tiene que aclimatarse a todo un entorno nuevo y extraño.
Sin embargo, dejando de lado este punto (y Arón Piper), en general la serie se desmarca bastante bien de ‘Élite’. El instituto no es el epicentro de todas las tramas, y el ritmo en general es más pausado, aunque logrando mantener la tensión de una forma más acertada. Asimismo, aquí no cobra protagonismo la investigación policial, sino que es Raquel, por su propia cuenta, quien asume ese rol.
En definitiva, ‘El desorden que dejas’ es una serie muy ordenada (nunca mejor dicho) que nos habla de la ausencia del amor y de nuestras miserias e inseguridades. La atmósfera del pueblo gallego, los bosques, los silencios… son un personaje más que envolverá al espectador y le atrapará en esta maraña de secretos que Raquel intentará descubrir a lo largo de estos ocho capítulos. La duración de 40-50 minutos la hace fácilmente “maratoneable” para el fin de semana, aunque quizá convendría consumirla de un modo más reposado, algo que seguramente nos permitirá disfrutarla más. Las piezas del tablero de Raquel ya están dispuestas y ahora solo hace falta ordenarlas.
