Esta es nuestra crítica de ‘La Valla’, la nueva serie de Antena 3
Tras unos largos meses de espera, ‘La Valla’ verá finalmente la luz en Antena 3 el próximo jueves 10 de septiembre. La serie producida por The Good Mood (Globomedia) se estrenó el pasado 19 de enero en exclusiva en Atresplayer Premium, calentando motores para lo que debía ser su llegada a la cadena naranja pocas semanas después. Sin embargo, la crisis del coronavirus y la caída de la inversión publicitaria alteraron los planes del grupo televisivo, que suspendió ‘sine die’ su estreno y guardó la ficción en un cajón.
De esta forma, ‘La Valla’ será uno de los platos fuertes de Antena 3 para este otoño. Creada por Dani Écija y con una primera temporada compuesta por 13 capítulos, la serie se traslada al año 2045, donde la escasez de recursos ha convertido a todos los países del mundo en regímenes dictatoriales, que justifican sus actuaciones con el pretexto de que es la única forma de garantizar la supervivencia de sus ciudadanos. España no es una excepción, y también vive bajo una terrible dictadura que reprime a toda la población. La capital ha quedado dividida en dos zonas totalmente diferenciadas: el sector 1, donde viven los gobernantes y los privilegiados, y el sector 2, donde habita el resto de la sociedad. Ambos sectores están separados por una zona, la Valla, que es la única forma de cruzar de un lado a otro si se dispone de la autorización necesaria.
El punto que más asemeja esta serie con la realidad es el hecho de que existe un virus extremadamente peligroso y mortal que se ha propagado entre la sociedad. ¿Les suena? Para intentar frenar su avance, el Gobierno realiza fumigaciones constantes de todas las calles, raciona la comida y extermina a todas aquellas personas infectadas que suponen un claro peligro de contagio para el resto, al tiempo que intenta buscar una cura para el virus, siguiendo unos cauces crueles y muy oscuros.
Olivia Molina, Unax Ugalde y Ángela Molina son los protagonistas de esta serie. Ugalde da vida a Hugo, que llega a la capital junto con su hija Marta, huyendo de una zona rural, de las más afectadas, en busca de la supervivencia. Olivia Molina interpreta a Julia, cuñada de Hugo y hermana gemela de Sara, su mujer fallecida. Por su parte, Ángela Molina da vida a Emilia, madre (igual que en la realidad) de Julia y Sara. Completan el reparto Abel Folk, Eleonora Waxler (que sobresale dando vida a la malvada Alma), Belén Écija, Dani Ibáñez, Laura Quirós, Manu Fullola, Elena Seijó y Yaina Ramos.
El resultado final de ‘La Valla’, que se rodó en el primer semestre de 2019, es realmente asombroso. Las semejanzas con lo que ha sucedido en estos últimos meses son absolutamente increíbles, llegando al punto de que algunos espectadores creerán que la serie se ha inspirado en la pandemia del coronavirus, cuando ya estaba terminada y lista para estrenar mucho antes de que el virus llegara a nuestras vidas. Lo que se planteó como una distopía ha acabado siendo mucho más real de lo que nos podíamos imaginar. Hasta el punto de que, el pasado mes de marzo, durante las semanas de confinamiento total, existía más libertad de movimiento en algunas escenas de la serie -en la que se pude salir a la calle en una determinada franja horaria previa al toque de queda- que en la propia vida real. Ver para creer.
En definitiva, ‘La Valla’, pese a estar inicialmente destinada a un público más de nicho, gracias a la situación actual puede terminar atrayendo a un target mucho más amplio. Los 50 minutos de duración le sientan estupendamente para reducir tramas secundarias (que alguna hay) e ir al grano. La factura es excelente, y la ambientación en el año 2045 también, especialmente en un estremecedor plano del primer capítulo con el personaje de Olivia Molina paseando en bicicleta por las calles de una Madrid totalmente vacía y arrasada.
La historia de esta distopía, que ya tenía todos los ingredientes para enganchar a los espectadores, lo hará ahora todavía más. La serie arranca de forma trepidante, y pese a algún momento puntual de bajón de ritmo, mantiene la tensión hasta el final, con un desenlace cerrado que culmina todas las tramas principales, dejando alguna pequeña puerta abierta a una posible continuación. Enhorabuena a los guionistas de The Good Mood por predecir -aunque sin quererlo, evidentemente- lo que iba a suceder.