El descontrol de Thais Villas

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Thais Villas en 'Control-T'

La colaboradora de ‘El Intermedio’ no acierta con sus programas propios.

 

El pasado 13 de mayo se estrenó en TV3 ‘Control-T’, un nuevo programa presentado por Thais Villas y producido por DLO/Magnolia que pretende ser un zapping humorístico del contenido que se viraliza en las redes sociales. El formato es una adaptación calcada de ‘Control Pedro’, un programa de la televisión belga VIER, perteneciente a la región flamenca. El origen de este formato no es baladí, ya que en ocasiones solo un compromiso de Puigdemont con sus arrendatarios podría justificar su adquisición por parte de TV3.

En primer lugar, pero, es preciso recordar que de todos los programas se puede aprender algo, y ‘Control-T’ también debe ser un referente para los creadores de televisión. Cabe destacar su innovación en el momento de presentar los contenidos del programa. Los colaboradores o, mejor dicho, invitados –cambian cada semana– tienen una pantalla táctil desde la cual enseñan a Villas y a todos los espectadores aquello que les ha llamado la atención en la red. No dependen del control de realización, sino que emulan una reunión de amigos donde cada uno puede controlar lo que enseña al resto, permitiendo un mayor dinamismo. Esta práctica no es nueva. Se anunció que Ferreras podía hacer lo mismo en el nuevo plató de ‘Al Rojo Vivo’, a pesar de que se le ha olvidado durante el transcurso de los meses.

‘Control-T’ también representa una evolución respecto a otros formatos parecidos, como ‘Tvemos’, el ‘APM’ o incluso ‘Zapeando’ y ‘Arusitys’. No se contentan solo con recopilar distintos vídeos o comentarlos. En el programa de Villas, los invitados tienen que superar una serie de retos que generan escenas bastante divertidas. Incluso en algunos se invita al espectador a participar desde casa. Lamentablemente, eso sí, acostumbran a ser pruebas bastante simples, como hacer un holograma con un trozo de plástico o tocar una pantalla al ritmo de una canción. Llama especialmente la atención una sección consistente en adivinar, mediante una conexión vía Skype, qué aportación a Internet ha hecho la persona que se encuentra al otro lado de la llamada. En lugar de aprovechar la oportunidad de entrevistar a, por ejemplo, uno de los encargados de decidir cuáles serán los nuevos emojis, el programa falta al respeto a sus invitados y les endosa a Loles León chapurreando bromas sexuales en inglés, a falta de traductor profesional. Además, el jurado es un supuesto sobrino de Thais Villas que representa esperpénticamente un estereotipo de informático friki que ya teníamos bastante olvidado.

El casting es uno de los principales problemas del programa, empezando por la presentadora. A pesar de la solvencia de Villas en otros formatos como ‘El Intermedio’, no es el perfil adecuado para ‘Control-T’. ¿Cómo una persona sin redes sociales puede presentar un programa que basa su contenido en ellas? El elenco de invitados tampoco mejora demasiado. Conscientes de que probablemente no volverán al programa, algunos se implican muy poco en las pruebas. Para solucionar este inconveniente, parece que las actrices Anna Bertran y Alba Florejachs son fijas en el programa. Su profesión les permite falsear las risas ante un contenido que despierta más bien pocas carcajadas, y es que ésta es otra debilidad de ‘Control-T’.

El programa se recrea en explicar contenidos cuya gracia reside en no tener que hacerlo. Un buen chiste es aquel que no se tiene que explicar, y en ‘Control-T’ describen hasta lo más evidente, menospreciando la inteligencia del espectador. Véase como ejemplo el primer programa, donde enseñaron capturas de pantalla de perfiles de Facebook cuyo nombre encaja con letras de canciones, un meme que ya es conocidísimo por los internautas pero que para Villas requiere “prestarle mucha atención para poder pillarlo a la primera”. Y es que cuando los programas se guardan en el congelador demasiado tiempo, lo que era viral en el momento de la grabación, si es que no estaba ya caduco, llega desfasado a la emisión.

No es fácil deducir a qué tipo de audiencia quiere seducir ‘Control-T’. El público joven no conectará con el programa, demasiado convencional. Sería un formato ideal para introducir a los más mayores en la red, pero la temática puede alejarles de la pantalla. Quizá para un público adulto medio… Lo que queda claro es que, a pesar de ser tendencia en televisión, aquí no ha funcionado el recurso de añadir famosos a un formato para asegurarse el éxito. Quizá el programa se basa en contenidos poco exportables a la televisión y TV3 debería haber apostado por un perfil recopilador en alguna red social, como hacen páginas web como ‘Cabronazi’.

La colaboradora de ‘El Intermedio’ no tiene suerte para encontrar formato propio. Su late-night Las que faltaban’ está pasando desapercibido en #0 y el ‘Control-T’ de TV3 no publica sus datos de audiencia. Mala señal. Ahora que Gonzo ha encontrado su hueco en ‘Salvados’, ya va siendo hora de que alguien le proponga a Thais Villas un formato a su altura.

Mientras tanto, os emplazo a ver el debate sobre ‘Control-T’ que tuvimos en ‘Actualitat Amanida’, el podcast de Olidoliva.

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