Por qué Madonna e Islandia se equivocaron al enseñar la bandera de Palestina

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No muerdas la mano que te da de comer.

 

Antes de que nadie se escandalice por el titular de este artículo, creo necesario aclarar algunos conceptos. En primer lugar, éste es un diario cuyo ámbito de información es la televisión, por lo que este escrito no tiene más intención que analizar las consecuencias televisivas –y, por qué no decirlo, empresariales– de las actitudes que Madonna y Hatari, los representantes de Islandia, llevaron a cabo en el festival de Eurovisión del pasado fin de semana. En segundo lugar, conviene tener presente que en este mundo no todo es blanco o negro, más bien vivimos en un amplio abanico de colores. Es por esto que te pido a ti, lector, que esperes a llegar hasta el final de estas líneas para comentar lo que voy a exponer a continuación.

A pesar de que en redes sociales se celebró ampliamente la supuesta rebeldía de la cantante estadounidense y los personajes islandeses, estoy convencido de que mostrar la bandera de Palestina en Israel solo puede repercutirles negativamente, más allá de las felicitaciones recibidas en caliente. Cuando pasen unas semanas desde la celebración del festival, aquellos que les aplaudían se olvidarán de ellos, si es que no lo han hecho ya. En cambio, los que se decepcionaron con su comportamiento lo recordarán para siempre.

Es notable el caso de Madonna, que pone en riesgo toda su profesionalidad. Recordemos que la estadounidense actuó en Tel Aviv gracias a un multimillonario judío, Sylver Adams, que asumió los costes de una actuación que sobrepasaba el presupuesto de la Unión Europea de Radiodifusión. Dudo que a Adams le hiciese demasiada gracia lo que para él fue una ofensa a su estado por parte de la cantante. Es más, no me extrañaría que Madonna acabase sin ver un dólar por su actuación. Evidentemente, esto no pondrá en riesgo el bienestar económico de la artista, pero sí que hará dudar a aquellos que se planteen contratarla en un futuro. ¿Cómo se asegurarán de que la cantante a la que pagan no boicoteará su acto? ¿Compensa asumir ese riesgo en favor del espectáculo? Hay más artistas en el mundo, algunos más obedientes y puede que incluso más solicitados. Madonna ha plantado la semilla de la duda, y ésta es una planta difícil de arrancar. No contenta con esto, pero, Madonna decepcionó hasta a sus seguidores más acérrimos. A pesar de la cortina de humo que supone la exhibición de la bandera palestina, la cantante parecía querer homenajear nuestra ‘Do It For Your Lover’, haciendo unos gallos impropios de una artista de su categoría. El error es tan mayúsculo que incluso ella misma ha modificado el audio de la actuación en su canal de YouTube, sin darse cuenta de que las mismas redes que la vanagloriaban hace pocos días se iban a percatar del engaño.

Más insensato aun fue el gesto de los islandeses Hatari, quienes no tienen la reputación de Madonna como para permitirse provocaciones de esta clase, aunque es posible que este afán por acabar con su carrera se corresponda con sus influencias sadomasoquistas. Deberían tener en cuenta, sin embargo, que mientras la americana solo se perjudica a sí misma, ellos han conseguido que los organizadores de Eurovisión sancionen a toda la televisión islandesa, que podría ser vetada en la siguiente edición del festival. Si querían, legítimamente, denunciar una situación política que consideran injusta, deberían haber practicado el boicot que tanto se pedía y renunciar a su participación en el festival. Es más, algunos defensores de Palestina han reprochado a Hatari su hipocresía, ya que acudiendo a Tel Aviv han contribuido a generar beneficios económicos para Israel. Hubiese sido más elegante hacerles caso, en lugar de traicionar a los organizadores de un festival que los ha acogido durante semanas. Es necesario mencionar el caso concreto del cantante del grupo, Matthías Tryggvi Haraldsson, quien también es periodista de la televisión pública islandesa y podría perder su puesto de trabajo por haber perjudicado a la cadena.

Todos ellos deben reflexionar si esa noche de gloria ha merecido la pena en contraste con las dificultades que van a cruzarse en su camino a partir de ahora.

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